Pulse sobre la imagen para verla más grande
Artículo principal - Ed. 290 - Diciembre de 2008
Marco Antonio Roldán
Al pie del Monte Tapezco, rodeado de una gran belleza escénica, con predominio de aire puro y abundante naturaleza, surgió, hace más de un siglo y tercio, un pequeño pueblito forjado en su más pura esencia campesina.
Bebedero de Escazú, es el pueblo más alejado de nuestro cantón, y su elevación a más de 1800 metros sobre el nivel del mar, parecen darle la razón. Su misterioso encanto, que se esparce como el rocío a lo largo de la serranía, hubiese cautivado, incluso, hasta a su mismo santo patrono, San Francisco de Asís.
Cuentan nuestros abuelos, de dicho de boca en boca, que el origen del nombre de este lugar se remonta al siglo XVII, mucho antes de que persona alguna poblara este lugar.
Se dice que los vecinos de los alrededores de lo que hoy es Bebedero, al no encontrar agua en sus poblados, reunían sus ganados en un ojo de agua situado en el llano, al pie del Tapezco, y que con el característico lenguaje o “concherías” de nuestros campesinos solían decir: “Arriá la vaquilla pal’ bebedero”, lo cual originó el nombre.
Los primeros habitantes de este lugar llegaron alrededor de 1870 y fueron las familias Marín Hidalgo, Arias Montoya y León Matamoros.
Por más de un siglo, Bebedero fue en cierto modo un pueblo “aislado”, ya que no contaba con un servicio de autobuses, y su distancia de 5 kilómetros del centro de Escazú, con un recorrido cuesta arriba, con tramos de gran pendiente y de camino pedregoso, dificultaba de manera importante el acceso.
Era entonces como el modo para llegar hasta allí era en vehículos automotores propios, a caballo, en carreta o a pie, siendo este último bastante cansado, ya que a partir del templo de Nuestra Señora del Carmen, la cuesta es muy empinada y le hace brotar el sudor a más de uno.
Fue así como a mediados de la década de los años 90 se estableció un servicio regular de autobuses, el cual, al día de hoy se brinda con una frecuencia de 20 a 45 minutos, dependiendo de la hora, desde las 4:45 a.m. a las 8:15 p.m. El trayecto demora 45 minutos de Bebedero a San José y viceversa.
En la actualidad Bebedero cuenta con un camino totalmente asfaltado, que presenta un buen estado, con el inconveniente de su poca anchura, lo que hace que, en algunos sectores, dos vehículos de un determinado tamaño que se topan en sentido contrario no puedan transitar al mismo tiempo y uno de los dos tenga que retroceder hasta encontrar donde orillarse, para que así pueda pasar el otro.
Cada 4 de octubre, este pueblo celebra el día de su santo patrono, San Francisco de Asís, con un turno a beneficio del templo del lugar, que dura tres días, y al cual asiste gente de San Antonio, Escazú centro y otros lugares, brillando este año por su ausencia debido a que, con el reciente cambio de cura párroco de San Antonio, no hubo tiempo de organizarlo.
Esta festividad, que ha sido toda una tradición desde hace muchos años, cuenta con la presencia de marimbas, mascaradas, comidas típicas, el Juego de la Bruja, juegos mecánicos, desfile de carretas con los santos del distrito y sin faltar, las carreras de cintas.
El centro educativo David Marín Hidalgo, llamado así en honor al vecino que generosamente donó el lote, se fundó en 1951 y consta de tres aulas con 75 alumnos de preescolar y primaria en el curso lectivo de 2008.
La capilla de San Francisco de Asís, erigida en 1954, originalmente fue una estructura de madera que sirvió por tres décadas, hasta que en 1985 fue reemplazada por el actual templo.
Bebedero cuenta con servicio eléctrico desde 1972 y por mucho tiempo contó con un acueducto que tomaba el agua de una naciente ubicada en el Cerro Tapezco y desde 2001 el servicio lo asumió el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (A y A).
Tomando como base un censo realizado en este lugar en 1990, y siguiendo el mismo ritmo de crecimiento del distrito de San Antonio desde entonces, se estima que la población actual de Bebedero sería de unos 800 habitantes y unas 200 viviendas.
Esta población se encuentra muy distribuida en su territorio y solo una pequeña parte vive en el centro del poblado, donde está el templo católico, la escuela y el centro comunal.
El tiempo pasa y Bebedero sigue siendo el pueblo tranquilo de siempre, con sus cafetales, sembradíos y la belleza incomparable de sus montañas.
Pulse sobre las imágenes para verlas más grandes
Artículo relacionado:
Ver edición impresa virtual
Fue un lindo sentir el que inundó el ser, reconocer los apellidos de mis abuelos. Fue transportarme de alguna manera al inicio del pueblo.
ResponderBorrarLindo y enriquecedor artículo.
Que hermosas fotos.
ResponderBorrarFelicitaciones
Es simplemente magico. Lleno de tradiciones e historias. Increible lugar. Increible gente!
ResponderBorrarMe fascinó la historia de tan hermoso pueblo... Me encanta su nobleza y originalidad que aún conserva.
ResponderBorrar