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Un bus por la Avenida Central de Escazú, frente al desaparecido Bar La Palma, alrededor de 1970. La calle se ubica al costado norte de la Iglesia de Escazú. (Foto cortesía Sr. Antonio Araya Aguilar).
Artículo principal - Edición 295 - Marzo de 2010
El 28 de mayo de 1920 la entonces villa de Escazú obtuvo el título de ciudad. Esto fue posible gracias a un proyecto de ley que siete días antes presentó el diputado Pbro. Manuel Zavaleta Volio (1881-1939) al Congreso Constitucional de la República (Asamblea Legislativa).
Cinco años después, el 11 de agosto de 1925, este esclarecido ciudadano fue nombrado cura párroco de Escazú, cargo que ocupó hasta su muerte, ocurrida el 30 de octubre de 1939.
El documento, suscrito por el padre Zavaleta, y donde se exponen los motivos por los que Escazú merecía ser declarado ciudad, dice textualmente así:
Señores diputados:
El cantón de Escazú, de la provincia de San José, es uno de los más antiguos del país. Su importancia agrícola, industrial y el alto grado de cultura que ha alcanzado en estos últimos años, revela el espíritu emprendedor de sus habitantes y su consagración más completa al trabajo fecundo.
Como todos los pueblos de la Meseta Central, vive de la agricultura, fuente de riqueza nacional. Su terreno feraz, regado por abundantes aguas, produce en gran cantidad café, caña de azúcar, maíz, frijoles y aun el trigo que se da de magnífica calidad. La caña de azúcar es quizá el cultivo de mayores proporciones.
Hay en el cantón cincuenta trapiches, uno movido por electricidad, otro por vapor, otro por agua y los demás por fuerza animal. Se cuenta además, con dos ingenios con maquinarias modernas.
La fabricación de escobas es otra de las industrias que ha tomado gran incremento. La fábrica de escobas establecida en el centro de la población, se ha abierto campo no solamente en el país, sino que sus productos han atravesado el mar, con rumbo al extranjero.
Con muy halagadores ensayos, se ha iniciado la fabricación de ladrillo de mosaico. Además, se cuenta con un magnífico aserradero, máquina de descascarar arroz, un taller de panadería que abastece al pueblo y otros vecindarios; todas estas maquinarias cuando trabajan, dan al visitante la nota del esfuerzo y del trabajo inteligente.
El distrito central está formado por unas cien cuadras, la mayor parte pobladas; 1500 habitantes; atravesadas por numerosas acequias, que le sirven de verdaderas cloacas.
El ornato público ha sido, en todas las épocas, cuidado esmeradamente por las autoridades y principales vecinos; son de notar sus edificios públicos: palacio municipal de dos pisos y que ocupa un cuarto de manzana; el templo parroquial de elegancia y original pórtico; la escuela, donde se ha instalado un pequeño teatro donde se dan funciones de cine, zarzuela, comedia, por una compañía de aficionados del lugar, con su orquesta propia y cuyo producto se destina al sostenimiento de la cocina escolar y el abrigo a los niños.
Funcionan además, en la escuela dos bibliotecas: la popular y la infantil.
Otro edificio digno de mencionarse es el matadero municipal, que por su higiene, elegancia y comodidad, es quizá uno de los mejores de la provincia de San José. El centro y todos los distritos cuentan con magníficas cañerías y la instalación eléctrica.
Escazú está rodeado de montes en forma de semicírculo a muy poca distancia, lo que le da el pintoresco aspecto de una aldea suiza.
Sus habitantes, de espíritu abierto a todas las iniciativas, son muy hospitalarios y pronto el forastero que llega se encuentra como en su casa. El espíritu religioso de sus moradores se revela en el esmero, ornato y belleza de su elegante templo parroquial.
Un pueblo tan laborioso y que ha conquistado tan legítimas ejecutorias en el progreso, bien merece de la representación nacional una muestra de estímulo y de aliento, para que así siga engrandeciendo a esta patria, que todos deseamos ver próspera y feliz.
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