15 de mayo de 1999

El cura que sembró el primer cafetal de Costa Rica

Pbro. Félix Velarde Umaña

Pulse sobre la imagen para verla más grande

Placa en honor al padre Félix Velarde, colocada en la pared de un local esquinero, frente a la Librería Universal, en San José, en el mismo lugar donde hace casi dos siglos estuvo el primer cafetal de Costa Rica.


Artículo principal - Edición Nº 205 - Mayo de 1999

Pbro. Walter Howell Castro

El padre Félix José Velarde Umaña, primer cura párroco de Escazú, nació en la ciudad de San José en el año 1758. Fue hijo primogénito del hogar formado por los esposos cristianos don Francisco Javier Velarde y doña Antonia Efigenia Umaña. Aunque no se sabe con certeza donde realizó sus estudios eclesiásticos, de lo que sí se tiene seguridad es que los realizó en León de Nicaragua o en la Universidad de San Carlos en la Antigua Guatemala, porque en la época que precedió a la Independencia la formación eclesiástica en Centroamérica era exclusiva de esos dos centros de enseñanza.

El padre Félix fue un excelente sacerdote, piadoso y muy culto, haciendo honor a las palabras del historiador John Hale, quien en 1835, dijo: “El Clero de Costa Rica es muy piadoso y da ejemplo practicando la religión que enseña.”

Se desconoce la fecha de su ordenación sacerdotal, pero es muy probable que haya sido en 1786, pues a partir de ese año aparece como coadjutor de la Parroquia de San José, y poco tiempo después, como cura párroco de la misma, de junio de 1786 a febrero de 1799. En un documento que conserva el archivo eclesiástico, extendido el 4 de febrero de 1798, el sacerdote solicita permiso para la construcción del tabernáculo de San José.

El 2 de marzo de 1799 inicia su labor como vicario o teniente de cura —denominación que se daba antes al cura párroco— de la ermita del barrio de Escazú, con el título de San Miguel Arcángel y que tendría para siempre como patronos celestiales a María Santísima y a San José, como consta en la licencia otorgada por el obispo de Nicaragua y Costa Rica, Monseñor Fray José Antonio de la Huerta y Caso.

Con mucha alegría y entusiasmo, el padre Félix comenzó su nuevo ministerio, apacentando la grey cristiana del barrio de Escazú, la cual tuvo bajo su responsabilidad hasta 1808, cuando fue sucedido por el Pbro. Leonardo Flores.

En 1809, habiendo ya terminado su mandato como cura de Escazú, el sacerdote inició la siembra de café en San José, en el solar de su casa, ubicado frente a lo que hoy es la Librería Universal, pues inicialmente se sembraba en Cartago, solo en jardines y macetas.

Pero no solo fue el primer cultivador de café en nuestro país, sino que distribuyó semillas para que aumentaran las plantaciones del grano de oro. La Patria ha querido reconocerle su mérito, colocando en el mismo lugar donde una vez estuvo su cafetal, una placa que reza: “En 1816, el presbítero Félix Velarde (1758-1816) tenía sembrado en este lugar, el primer cafetal de Costa Rica.”

El 12 de febrero de 1816, a raíz de un serio accidente que sufrió y que lo obligó a guardar cama, dictó su testamento el cual, entre otras cosas, dice:

“Félix Velarde, clérigo, presbítero y domiciliario de este obispado y natural de esta ciudad de San José, hallándome por la Divina Misericordia enfermo de accidente que su Divina Majestad se ha servido enviarme, pero en mi sano y entero juicio, memoria y entendimiento natural creyendo como verdaderamente creo todos los artículos y misterios de nuestra Santa Fe Católica en cuya creencia protesto, quiero vivir y morir como fiel cristiano y verdadero católico y espero en la Divina Majestad que ha de tener misericordia de todas mis culpas y pecados, por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo y su Madre Santísima a quien elijo como abogada para el trance de mi muerte y para con el Ángel de mi Guarda, santos de mi nombre y demás de mi devoción, me asistan en el Tremendo Tribunal de Dios, temeroso de la muerte que es natural y precisa de toda criatura humana y su hora incierta para estar prevenidos con la disposición testamentaria...

Asimismo les encargo a todos mis criados que he nombrado, que acompañen a mi señora madre hasta los últimos días... declaro por mis bienes un potrero con sus casas de madera de cedro, pared de adobes y cubierta de tejas con su cocina correspondiente, todo en tierras propias en el barrio de Escazú, y en él como cincuenta cabezas de ganado vacuno, dos mulatos, una yegua y tres caballos. Junto a la Iglesia tengo otra casa de mayor interés y servicio, ambas con su correspondiente menaje.”

El padre Velarde falleció el 24 de febrero de 1816, doce días después de haber dictado su última voluntad. Tenía 58 años de edad.

No hay comentarios.:

« Inicio de sección